La
Tierra está protegida de las radiaciones solares más intensas por una fina y
delicada capa de gases, a la que se conoce como atmósfera.
Desde
la formación del planeta se han ido creando las condiciones necesarias para el
origen y la evolución de la vida. Los organismos vivos y los ecosistemas han
ido adaptándose a los cambios en el clima, en la composición de la atmósfera, en
la distribución de los mares, en los ecosistemas, en las especies, etc.
Como
consecuencia de este proceso evolutivo, hace sólo unos 200.000 años,
aparecieron en el planeta los primeros seres humanos (Homo
Sapiens) que con su capacidad de aprender y generar
conocimiento han colonizado todo el planeta y han creado el actual modelo de
desarrollo económico y social.
El
planeta Tierra, desde la aparición de los seres humanos, ha sido capaz de
regenerarse y asumir los impactos que sobre él se hacían, manteniendo su
equilibrio como ecosistema global. Sin embargo, desde hace unos doscientos años,
con la revolución industrial, el incremento de la población y la utilización
irresponsable de los recursos, se está produciendo un cambio global
caracterizado por las graves alteraciones y problemas ambientales que rompen su
equilibrio: Sobreexplotación de los océanos, pérdida de suelo, contaminación
del agua, pérdida de diversidad biológica, deforestación y, entre otros el
calentamiento global, que está dando lugar al cambio climático.
Según
el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), formado por
más de 2500 científicos de 130 países, “el calentamiento del sistema climático
es inequívoco, tal y como evidencian ahora las observaciones de los incrementos
en las temperaturas medias del aire y los océanos, el derretimiento generalizado
de hielo y nieve y el incremento medio global del nivel del mar”.
El
cambio climático es un fenómeno de índole compleja, que afecta a todo el
planeta, en el que intervienen muchos factores y cuyas consecuencias pueden
llevar a cambios sustanciales en todos los ecosistemas. La causa más importante
del cambio climático que está sufriendo el planeta en la actualidad es el
aumento del efecto invernadero, producido por los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI)
y que, actualmente, son emitidos en los procesos de producción (industrial y agrícola),
transporte y consumo que conlleva este modelo de desarrollo.
El
modelo de desarrollo actual usa los recursos de una forma poco solidaria, basado
en la creencia de que son ilimitados y de que el planeta tiene capacidad para
absorber todos los impactos que se hacen sobre él. Durante milenios el planeta
globalmente ha sido capaz de absorber los impactos que la sociedad humana hacía
sobre él, hasta que a finales del siglo XIX las emisiones de CO2 empezaron a
aumentar rápidamente como consecuencia de la utilización de combustibles fósiles.
Hoy, el contenido de GEI en la atmósfera es mayor de lo que ha sido en los últimos
420.000 años. Las emisiones empezaron a aumentar rápidamente a partir de la
industrialización a finales del siglo XIX, con el desarrollo de máquinas que necesitaban
carbón, petróleo y gasolina como combustible y la tala de bosques para ampliar
las zonas agrícolas y ganaderas. Progresivamente, los países ricos han basado
su desarrollo en la utilización irresponsable de combustibles fósiles para la
obtención de energía y en el consumo desmedido de materias primas a un ritmo
tan elevado que impide su regeneración, generando graves problemas ambientales
Fuente : Guía de Educación Ambiental y Cambio climático. Junta de Andalucía.2011.